La historia de Deborah

Deborah es una madre de 36 años de una niña de ocho años y un niño de cinco años. Diagnosticada con cáncer de mama hace dos años, tiene una enfermedad metastásica que afecta sus huesos. Esta afección está causando un dolor intenso. Ha sido difícil cuidar de sus hijos y ponerse a trabajar. Sus oncólogos, reconocidos líderes en su campo, se han centrado intensamente en controlar su cáncer e identificar los planes de quimioterapia que tienen más probabilidades de funcionar para ella.

Deborah tiene la intención de luchar contra este cáncer con todo lo que tiene y estar aquí para sus hijos a medida que crezcan. Recientemente, el dolor se ha vuelto tan intenso que no ha podido dormir ni comer, y pasa gran parte del día acurrucada de costado en la cama. Se perdió un curso de quimioterapia debido al dolor y tuvo que contratar ayuda externa para llevar y traer a sus hijos a la escuela.

Su internista de toda la vida finalmente la derivó al equipo de cuidados paliativos de su hospital local. A los dos días de comenzar la terapia con opioides en dosis bajas, su dolor estaba bien controlado; estaba despierta y dando vueltas, durmiendo y comiendo, y regresó a su vida normal con su familia. Ha podido completar su último ciclo de quimioterapia y su oncólogo cree que sus exploraciones muestran una buena respuesta al tratamiento.

Deborah cree que todo paciente con cáncer debería trabajar con un equipo de cuidados paliativos junto con su oncólogo. Se pregunta cómo habría superado su enfermedad sin ellos.

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