Cuando a Sarah, madre de dos niños pequeños, le diagnosticaron cáncer de colon metastásico a los 34 años, se sintió conmocionada y abrumada, pero también decidida a encontrar la mejor atención posible. Luchó por un oncólogo que la apoyara en todo momento y encontró especialistas para abordar las numerosas consecuencias del tratamiento que experimentó. Reclutó a su propio farmacéutico para que la ayudara a comprender y ajustar los numerosos medicamentos para minimizar los efectos secundarios. Encontró un especialista en dolor y un fisioterapeuta para ayudarla con los síntomas difíciles y los efectos secundarios del tratamiento, y otros médicos para completar su equipo de atención. Estaba dispuesta a todo para mantenerse activa y poder cuidar de sus hijos.
"Creo que cualquier enfermedad grave hará que el paciente evalúe su vida, sus valores y su propósito", dice Sarah. “Los pacientes merecen el más alto nivel de atención disponible y yo no iba a conformarme. Ni para mí ni para mis hijos”.
Un día, le estaba contando a una amiga sobre el equipo de atención cuidadosamente seleccionado que reunió para brindarle un nivel adicional de apoyo durante su viaje contra el cáncer.
“Eso suena mucho a cuidados paliativos”, dijo el amigo. Esta es la historia de Sara. … Leer más